Un recreo de domingo junto a Truman Capote

Cuento: «Mi versión del asunto»

Sé lo que se dice de mí y es cosa suya si se ponen de mi parte o de la de ellos. Es mi palabra contra la de Eunice y la de Olivia-Ann. Cualquiera que tenga ojos para ver se da cuenta enseguida de quién es el que está en sus cabales. Mi única intención es que los ciudadanos de los Estados Unidos sepan la verdad. Eso es todo.

Los hechos: el domingo 12 de agosto de este año de Nuestro Señor, Eunice trató de matarme con la espada de la guerra civil de su padre y Olivia-Ann hizo pedazos todo lo que encontró por aquí con un cuchillo de matar cerdos, de treinta centímetros de largo. Y eso por no mencionar muchas otras cosas.

Todo empezó hace seis meses cuando me casé con Marge. Ese fue mi primer error. Nos casamos en Mobile, y hacía solamente cuatro días que nos conocíamos. Dieciséis años teníamos los dos; ella había venido a ver a mi prima Georgia. Ahora que he tenido tiempo suficiente para pensarlo, me hago cruces de cómo pudo llegar a gustarme. No tiene bonitas facciones ni cuerpo ni cerebro. Pero es rubia natural, y tal vez esa sea la respuesta. El caso es que llevábamos tres meses de casados cuando Marge salió con que estaba embarazada; fue el segundo error. Luego armó un escándalo y dijo que tenía que irse con su madre, aunque no tiene, solo dos tías: Eunice y Olivia-Ann. De modo que me obligó a renunciar a mi excelente puesto de empleado en el almacén mayorista y a mudarme aquí a Admiral’s Mill que, se mire por donde se mire, no es más que un maldito agujero en el camino.

El día en que Marge y yo nos bajamos del tren en la estación llovía a cántaros, ¿y creen que alguien vino a recogernos? ¡Para eso desperdicié cuarenta y un centavos en un telegrama! Ahí me tienen, con mi esposa embarazada, hemos de recorrer diez kilómetros bajo la tormenta. Marge se llevó la peor parte porque yo casi no puedo cargar nada debido a mis terribles dolores de espalda. Reconozco que la casa me impresionó a primera vista. Es grande, amarilla y tiene auténticas columnas en la parte de delante, camelias rojas y blancas alineadas en el jardín.

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